Los finales son agridulces. Por un lado nos dan esa sensación de cierre y completar algo, pero por el otro, son finales, después de ellos no queda mucho mas. Entonces son agridulces.
El año pasado le tocó cerrar su historia a la familia O'brien que nos ha acompañado en este blog durante muchos años.
Como fan de la primera hora ya me enojé cuando Jesse Metcalfe abandonó el show, pero igualmente lo seguí mirando porque quería saber que iba a pasar con los demás hermanos y con Abby.
Jess siempre fue mi hermana favorita y en esta temporada ella y David con el drama de su padre "Ladrón" fueron unas de las cosas que mas me interesaron del show,
Muchas cosas pasaron como que algunos fueron padres por primera vez, otros se casaron, otros se emparejaron y finalmente todo terminó con uno de esos lindos montajes en dónde se recuerdan los mejores años del show.
A veces uno quisiera que la vida te permitiera poner pausa y repetir los mejores recuerdos de tu vida, como en un montaje de una escena musical, pero bueno, para eso tenemos los shows de Hallmark Channel.
Voy a extrañar mucho a toda la familia O'brien y me dió mucha pena que la abuela ni figurara en esta ultima temporada.
Si, probablemente era un show de blancos yanquis de clase privilegiada con una familia así casi perfecta, pero durante seis años, estuvo bien.
Ahora los despedimos con sentimientos cruzados, si no merecían Abby y Trace regresar o si Evan fue un buen sustituto de todo ese romance.
Si no conocen a los O'brien, todavía pueden maratonearlos en Netflix hasta que los saquen.
¡Adiós Chesapeake shores!