Me habían recomendado bastante este film de Kishoshi Kurosawa y por eso me ocupé de verlo. Que tortura. Y no lo digo en el mal sentido que Hollywood nos tiene acostumbrado, sino en el sentido que el buen cine arte cuando la premisa del director es que padezcas con ciertas cuestiones del film nos tiene acostumbrado.
Demás está decir que se pierden los lagrimones sin saber muy bien porque, cuando se presencia la emocionante escena final. La emoción es la conjuccion de la música y el manejo de los tiempos lentos que hace este director para una escena en donde si bien no se soluciona nada, en el sentido tradicional que el cine hollywoodense nos tiene acostumbrado, podemos entrever que en el futuro, las cosas van a mejorar y despues de tanta tortura es un más que merecido y necesario respiro. La calma despues de tanta tormenta y familia disfuncional.
Esto es todo por hoy amantes del septimo arte!
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