Cuantos de nosotros hemos leído, escrito, pensado o gritado a viva voz: ¡ya no se hacen películas como estas! –luego de mirar film del hollywood clásico-, simplemente porque ya no existe un Fred Astaire, una Ginger Rogers, un Gene Kelly, una Judy Garland, Vicente Minelli que diriga, Coler Porter, Irving Berlin, Georgre and Ira Gershwing, que escriban esas canciones y melodías, una Cyd Charisse, Jane Powell para que las baile, un Arthur Freed para producirlas, la RKO o la pobre (y rematada) MGM con sus estudios para producirlas. No me mal interpreten, pero, a veces me alegro que no se sigan haciendo películas como estas, porque simplemente hay tantas que no vimos esperando por ser vistas por nosotros… Hay tanto legado cinematográfico que puedo admirar que al final de cuentas prefiero que no se hagan, porque digámoslo ¿si todos los días hollywood produjera musicales tan fantásticos como estos? ¿Si invirtiera en actores que además de ser “algo bello de ser registrado por una cámara”, eran talentosos y sobre todo tremendamente profesionales como para hacernos creer que las escenitas que ellos realizaban eran simples? ¿Si todos los directores tuvieran esa imaginación para concebir esos cuadros delirantes, con un terrible esfuerzo humano detrás,-y no me refiero al esfuerzo digital que también sabemos, lo es- el esfuerzo físico de construir y encima después tener que desmontar esos tremendos decorados…. (Nótese que dije “si todos”, porque hay algunos pocos directores que sí tienen esa imaginación: Tim Burton a la cabeza de la breve lista)
Los tres musicales que restan sobre Fred Astaire y que tuve el placer de ver esta semana ( en el post anterior comenté sobre Follow the Fleet, Carefree, y The Barkleys of broadway) tienen entre si, todos esos nombres que mencioné con anterioridad y muchos más que mi limitada y humana mente pasa por alto… (Por eso agradezcamos a IMDB)
Sin dudas no me queda otra que decir que la versión femenína de Fred Astaire era la señorita Eleanor Powell y eso lo podemos ver en Broadway Melodie of 1940, con musica de Cole Porter, coreografías increíbles pensadas para esa maravillosa fotografía en blanco y negro (ni hablemos del trabajo con espejos que tiene todo el musical del final). Nuevamente un musical que gira en torno de la creación de un espectáculo musical y los castings (en este caso) de nuevos números musicales (encima deliberadamente) para ser puestos en pantalla (usando la excusa de un teatro) podría decirse que este film nos recuerda porqué, el cine está mas cerca del circo, que de cualquier otro espectáculo artístico. Este musical me hizo preguntarme –imagínense- ¿porqué el Tap se puso de moda en el cine hollywoodense en primer lugar? ¿Por qué Tap y no otra cosa? Entonces me puse a leer un poco sobre los origenes del Tap, en el Veaudeville norteamericano (y sumando 1 + 1 o popular + cine nos da 2).
Es un musical interesante mas que nada porque en él Fred no arranca como la estrella, sino que su “alcoholico amigo” lo es, Interesante de ver, además, por los giros en el tema y ver como Hollywood puede salirse con la suya, al aligerar cualquier conflicto, ya sea alcoholismo u productores a los que les gusta perseguir jovencitas y estafarlas: con música de Cole Porter y mucho ingenio. (No se si estoy a favor de la vanalización, pero por lo menos se que la prefiero al destape en el que vivimos en el que todo vale, y todo depende de la rápides en la que actualices tu estado de facebook, porque ese es un tipo de vanalización diferente)
Lo cierto, es que en una época en la que no se podía decir mucho (código Hayes), había que recurrir al ingenio para meter problemáticas e ironizar sobre temas como “los productores mujeriegos” o “las celebridades brindadas al exceso que son espejos de colores “sin mucho talento” y los musicales suelen (solían) darse el lujo de decir las cosas, e ironizar en el marco del género porque, con la música, los vestuarios y all that jazz las cosas pegan pero en otro nivel.
Ahora que podemos decir las cosas (¿podemos? ¿queremos? ¿lo hacemos?), decimos tanto, no nos guardamos nada, pero al decir todo, da lo mismo que si dijéramos nada…. (Momento de melancolía en el aire)
Pero, volvamos al Vaudeville mejor (que paradójicamente significa la voz de la ciudad) y no se si lo sabían, pero una vez, en una galaxia que ya nos parece bastante lejana, existió un señor llamado Ziegfeld, que tuvo la Follie mas importante (con las mujeres mas bellas, los mejores sketch, capo cómicos, capo cómicas, y demás gran etc) de Estados Unidos (no, no como un Sofovich de Argentina, o sea si pero con mas clase, arte y dinero, esas pequeñas cosas que marcan la diferencia) al principio del siglo XX. Como Hollywood “is Bigger than life” (y más por aquel entonces) la MGM no tiene mejor idea que comparar con las Follies de antaño (y lo bien que hace) a todas las estrellas musicales (actrices, actores, cantantes, directores, etc) que figuraban en su nómina en 1945, y estrenar “Ziegfeld Follies” (créanme que son muchos muchos muchos nombres los que figuran, hasta Fanny Brice, la verdadera, que después sería interpretada por Barbra Straisand en Funny Girl y su secuela).
Voy a mencionar mas que nada, a los que me encanta mencionar: los cuadros musicales dirigidos por Vicente Minelli, (para que vean tiene hasta una secuencia en animación stopmotion este film que es fantástica) los de Fred Astaire, y sobre todo el de Fred Astaire con Gene Kelly. Verlos bailar a Fred y a Gene juntos (tap) te hace dar cuenta todas las diferencias que existían entre ambos y que en cuanto a Tap se trata, Gene, vos tendrás la facha y el ingenio para las acrobacias, pero Fred se mueve como una pluma (ciertamente parece que vuela, no que baila). Esta cinéfila no podía contener la risita pícara cada vez que estos dos se dirigian la palabra por sus nombres reales, y es que todo el cast de este film figura “As himself” prácticamente (salvo el de los Sketch cómicos). Si, se trata del auto-halago de una industria, que déjeme decirles, por aquel entonces se lo merecía realmente los halagos. Así que desborde de trajes, de mujeres bellas (imperdible a Judy Garland y su Sketch es para morise de la risa, de la ironía y de lo genial que era, y como si fuera poco esta la Grayson , y Cyd Charise en un tutú rosa bailando con sus interminables piernas) exceso en todo (a veces cansa el exceso sobre todo porque está organizado como una presentación teatral, en cuadros y uno tiene ganas de saltearse alguno de los cuadros “no tan buenos”, mas que nada los de los comediantes). Pero acá apoyamos los excesos y el pastiche, y la suceción de cuadros sin tener encuenta la trama. Sin embargo, les advierto que probablemente este film sea “el horror, hecho película” sobre todo para los que no toleran un film sin una trama y lleno de cuadros musicales.
Y si del horror hablamos, pasemos a nuestro último musical de Fred del post (si mal no tengo entendido, también es su ultimo musical en pantalla grande) de 1968, Finian´s Rainbow.
Ahora bien, irónicamente digo lo de “Horror” porque este film tiene todo para que los que aman los musicales, lo odien, y para que los que odian los musicales lo odien todavía más. (Yo lo amé, ya saben que me caracterizo por llevar la contra):
- primero: la extensión, dura dos horas y media o tal vez un poco más, y eso puede representar un inconveniente para muchos (fans del género y no fans).
- Segundo, no es un musical tan ligero porque se mete con toda la lucha de razas y conflictos raciales y la discriminación en Norteamérica, incluso está visto desde el lado que una vez fuera una minoría inmigrante: “los irlandeses en Norteamérica”.
- Tercero: no se preocupa por la trama, la trama es casi digna de cuento de hadas, y termina sin preocuparse realmente por el destino de su protagonista, en ese sentido ¿A dónde está el arcoiris de Finian? Es algo que cualquiera puede preguntarse y quedarse tranquilo que la respuesta la tendrán que dilucidar ustedes mismos.
Ahora bien ustedes podrán decirme ¿pero amaste “eso”? Y yo digo “¡hay, si y no saben cuanto!” Primero porque no representa simplemente el último musical del señor Fred Astaire en pantalla grande, sino que al igual que como dice Ferrand (Truffaut) en “la noche americana” “con el desaparece una era del cine”, y es que aunque Fred no haya muerto hasta muchos años después de esto, para el cine, la muerte es el exilio de la pantalla grande, no solamente Fred, sino los musicales, ya no serán nunca más lo que alguna vez fueron… si llegarán Fosse y un par más después de 1968, pero este musical marca el fin de una era, La de los grandes musicales de Studiosque paradójicamente se inició con un arco iris y termino con otro .
Está dirigida por Francis Ford Coppola, aunque usted no lo crea, y por suerte no es el mismo Francis Ford de “El padrino”, es el que me gusta. Se nota su presencia aunque este sea su primer film (por lo que si temáticamente es el fin de una era es el comienzo de otra) Son brillantes los números musicales del pueblo y la manera en la que es utiizado el espacio, y los escenarios naturales. Pero más se hace notar su presencia en el modo en el que lentamente se va metiendo en la historia el conflicto racial, (en realidad desde el principio notamos que la historia se divide entre los que pueden, que tienen dinero y los que no) incluso se podría decir que el “pueblo del valle arcoiris” es lo más parecido que se vio a una comuna, porque todos viven en la única parcela que el estado representado porel intendente no pudo comprar…. Y es entonces cuando a todo esto llegan Finian, su hija y un caldero de oro mágico robado a un duende (no nos olvidemos que es musical) para ponerle mas salsa al asunto. Por lo que definitivamente no puedo culparlo si después de dos horas y media, mucha trama paralela y muchas canciones cuasi-irlandesas (bellísimas) que acelere el final de Finian, de hecho, para mi fue el mejor final de todos los posibles, Finian o mejor que Finian: Fred Astaire, despidiendose literalmente diciéndonos: “Goodbye mi friends I see you all in Gloca Morra” (con acento irlandés) haciendo una última pirueta, yéndose por el camino (que no era amarillo) con el arcoiris brillando de fondo mientras suenan los compases de “How Are Things In Glocca Morra?” (Petula Clark es inolvidable). Y a mi se me caían los lagrimones… ¿A dónde queda Gloca Morra? Por ahí, es toda su filmografía, todos y cada uno de los momentos inolvidables que Fred Astaire le brindó a la historia del cine y a donde cada uno puede ir cada vez que oprime play.
----------------------FIN----------------------------------(del post doble de Astaire)
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